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martes, 24 de mayo de 2016

EL PAPEL DE LA MUJER GITANA EN LA SOCIEDAD 2 - Rocío Calcerrada

En los últimos años, las mujeres gitanas están siendo protagonistas de grandes cambios, tanto en la sociedad como dentro de su comunidad, con el fin de acabar con la triple exclusión a la que se enfrentan (C. Domínguez, A. Flecha y M. Fernández, 2004).  

La evolución en la sociedad comenzó en el año 1990 con la creación de la Asociación Romí, la primera asociación de mujeres gitanas en España. En este mismo año, una mujer gitana fue elegida presidenta de la Asociación de Promoción Gitana de Zaragoza, significando esto el inicio del camino hacia la integración de las mujer de esta etnia.  Otro hecho destacado ocurrió en 1999, cuando varias mujeres gitanas decidieron alzar la voz y construir la Federación Nacional Kamira con el objetivo de reivinidicarse a sí mismas (M.J. Esparcia, 2009).

Estos avances, llevados a cabo siempre por las mujeres, necesitaron en todo momento el consentimiento del hombre de la familia y en muchas ocasiones, luchar con la oposición de ellos. Estas mujeres están dispuestas a salir adelante completando su vida con formación moderna para acabar con su discriminación, pero sin olvidar sus costumbres y respetando siempre la figura del hombre (M.J. Esparcia, 2009).   

La cultura en algunos casos es contraproducente (J. Mosterín, 1993) y en la comunidad gitana podemos observar como ocurre eso. Las mujeres desean progresar y dejar de estar subordinadas al hombre para ser independientes. Los hombre se oponen a esto y las mujeres, debido al meme cultural de respeto al hombre en su cultura, frenan el progreso de evolución. Por lo tanto, si la actitud de los hombres no cambia respecto al desarrollo de la figura de la mujer en su cultura y en la sociedad, es muy difícil que consigan acabar con su exclusión.  

La Federación Nacional Kamira lucha por el cambio de actitud de estos hombres. Las mujeres pertenecientes a esta unión, lo hacen promoviendo la escolarización de las niñas y los estudios universitarios, para que puedan trabajar y mejorar sus condiciones de vida (M.J. Esparcia, 2009). Reivindican esto rechazando el deseo que los hombres de familia suelen tener de que sus hijas formen familias extensas a edades muy tempranas y se conviertan en “mujeres de bien”.  También, demandan el derecho a conseguir el carné de conducir y charlas d sensibilización y prevención en el entorno familiar para conseguir que las mujeres no tengan que estar toda su vida teniendo hijos desde que son muy jóvenes (M.J. Esparcia, 2009).  
Alejandra Barrull, primera estudiante de origen gitano en la Universidad de La Coruña. 
A pesar de los cambios que se están consiguiendo y la puesta en marcha de nuevos proyectos contra la exclusión, todavía queda mucho camino por recorrer. Aún es muy elevado el porcentaje de niñas gitanas que no continúan formándose tras acabar la enseñanza obligatoria, encontrándonos con un 90% de abandono al finalizar este ciclo. Además, las mujeres gitanas son las que presentan mayor tasa de desempleo. También, podemos ver que muy pocas mujeres gitanas ocupan puestos de responsabilidad en política por ejemplo, y en las asociaciones los casos son muy reducidos (M.J. Esparcia, 2009).

Otra cuestión importante es la esperanza de vida de las mujeres gitanas, estipulada en diez años menos que en el resto de la población española (M.J. Esparcia, 2009). Según F. Macías y G. Redondo (2012), el desigual acceso al sistema sanitario es la causa de ello. Es habitual que se las culpabilice por no querer visitar las consultas médicas. Sin embargo, no se tiene en cuenta la discriminación que sufren en este ámbito, sobre todo en países europeos del Este, por no tener documentación y su situación de pobreza. A estas mujeres o se les rechaza la asistencia médica o se las deriva a centros segregados donde las atienden de una manera discriminatoria (F. Macías y G. Redondo, 2012). Podemos ver un ejemplo de esto en el Informe Anual publicado por la Fundación de Secretariado Gitano en 2014. En Alicante, una estudiante en prácticas en un hospital, observó como las enfermeras rechazaban asear a una paciente gitana. Mientras lo hacía ella, una auxiliar ya titulada que la ayudaba le dijo “me salgo porque me da asco limpiarla”. Sin embargo, la mujer no mostraba ningún signo de falta de higiene (FSG, 2014).  Casos como este se dan a diario, por lo que es normal que no quieran acudir al médico cuando enferman y no podemos culpabilizarlas por ello.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Domínguez, C., Flecha, A. y Fernández, M. (2004). Mujeres gitanas y mercado laboral: mecanismos para superar su triple exclusión. Lan Harremanak, 11(2), 81-93.
Esparcia, M. J. (2009). Mujer gitana e integración. Anales de Historia Contemporánea, (25), 213-231.
FSG. (2014). Una Década de trabajo por la igualdad: 1073 casos registrados. Madrid: Fundación Secretariado Gitano.
Macías, F. y Redondo, G. (2012). Pueblo gitano, género y educación: investigar para excluir o investigar para transformar. RISE - International Journal of Sociology of Education, 1(1), 71-92.
Mosterín, J. (1993). Filosofía de la cultura. Madrid: Alianza Editorial. 

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