Las
mujeres gitanas se encuentran en una especial situación de vulnerabilidad,
enfrentándose a una triple exclusión (C. Domínguez, A. Flecha y M. Fernández,
2004):
En
primer lugar, nos encontramos una discriminación por su etnia. Estas mujeres
pertenecen a uno de los colectivos más afectados por la exclusión, siendo esto resultado de un
proceso histórico de segregación, racismo y estereotipación de esta cultura (F.
Macías y G. Redondo, 2012). Después de más de seis siglos de convivencia en
España y en Europa, siguen siendo víctimas de persecuciones físicas, culturales
y políticas (C. Domínguez, A. Flecha y M. Fernández, 2004). Esta discriminación, es causa de los prejuicios
y estereotipos que pesan sobre esta comunidad, creando una imagen social
negativa y errónea de ella. Es difícil acabar con esta información valorativa
tan contagiosa, dado que está muy arraigada en nuestra sociedad y además, es
potenciada por los medios de comunicación (FSG, 2014). No solo estos medios
alimentan los prejuicios hacia los gitanos. Vemos también, en el mismo
diccionario de la Real Academia Española, como los definían hasta el año 2015, con
connotaciones negativas aplicándoles el término “trapaceros”, que significa
“que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un
asunto” (RAE, 2016).
La
segunda exclusión a la que se enfrentan las mujeres gitanas, es a la
discriminación por género. El hecho de ser mujeres, las acerca a una situación
desigual respecto a los hombres (C. Domínguez, A. Flecha y M. Fernández, 2004).
Esta diferenciación, la sufren en primer lugar dentro de su comunidad, donde
nacen con un con un papel asignado de subordinación al hombre. Primero a su
padre y hermanos; cuando se casa, a su marido. Además, desde que son niñas
colaboran en las tareas del hogar y en el cuidado de los más pequeños (M.J.
Esparcia, 2009). Esta adquisición de memes culturales, la hacen a través de
aprendizaje social en forma de imitación y enseñanza. El sexismo, el racismo,
el patriarcado y las desigualdades económicas interaccionan provocando sistemas
de subordinación y estructuras de desigualdad, donde las mujeres están más
perjudicadas que los hombres (F. Macías y G. Redondo, 2012).
La
tercera razón de exclusión hacia estas mujeres, es por la falta de formación
académica. Pertenecen a una cultura de
antigua transmisión vertical oral donde apenas tienen acceso a una cultura
virtual con soportes de información externos. Por lo tanto, la comunidad gitana
tradicionalmente no ha accedido de forma mayoritaria al mundo de la academia y
se han ido incorporando al sistema educativo de manera global en los últimos
años (C. Domínguez, A. Flecha y M. Fernández, 2004, p. 85). Esta causa, junto a
lo que se las inculca desde pequeñas, sobre el desempeño del rol de mujer
tradicional como ama de casa, provoca probablemente que en muchas ocasiones las
mujeres no acaben ni siquiera la educación obligatoria para dedicarse a las
labores del hogar.
Son
varios los ámbitos donde las mujeres sufren estas discriminaciones y uno de los
más destacados es el ámbito educativo, lugar en el que encontramos segregación
del alumnado gitano. Es frecuente que a las niñas gitanas en las escuelas, las
concentren en un aula diferente a la del resto, argumentando las instituciones
a favor de esto, que es para que aprendan a su ritmo porque “les cuesta más” o
“se tienen que adaptar” (F. Macías y G. Redondo, 2012). Se puede observar con
esto, la escasa valoración positiva respecto a los logros académicos y la poca
confianza en las capacidades de estas alumnas (A. Ayuste y M. Payá, 2004). Con
ello, se consigue la desmotivación de las niñas y como consecuencia, un
absentismo escolar a una temprana edad. Esto les supone una reducción de las
posibilidades de conseguir los niveles mínimos educativos y posteriormente
efectos negativos en la precariedad laboral y el desempleo (F. Macías y G.
Redondo, 2012).
En
el ámbito donde más se refleja la exclusión de las mujeres gitanas, es en el
mercado laboral (M.J. Esparcia, 2009). Estas mujeres son discriminadas por una
falta de formación académica y apenas encuentran trabajo. Sin embargo, a la
hora de adquirir esa formación en las escuelas, hemos visto que se encuentran
barreras que las imposibilitan adquirir la educación necesaria. A esto se le
suma, la dificultad a la que se tienen que enfrentar por sus rasgos físicos característicos
de su origen étnico, con numerosos y negativos estereotipos. En nuestra
sociedad, la imagen tiene gran relevancia en los puestos de trabajo y por ello,
a las mujeres gitanas con los rasgos de su comunidad más marcados, les es más
costoso ser contratadas para un puesto de trabajo (C. Domínguez, A. Flecha y M.
Fernández, 2004).
En
el Informe Anual de Discriminación y
Comunidad Gitana, publicado en 2014 por la Fundación de Secretariado
Gitano, se recogen casos en los que mujeres gitanas han sido contratadas en
empresas privadas sin aparentar en un principio rechazo. Sin embargo, si en el
establecimiento donde trabajan se cometían robos, eran las primeras acusadas de
cometer el delito. En otros casos, si eran dadas de baja por problemas de
salud, ponían esto en duda alegando falta de ganas por trabajar. En algunas
ocasiones, eran rechazadas desde el primer momento al observar su apariencia
física o ver que provenían de un programa de reinserción laboral de la
comunidad gitana (FSG, 2014).
Los
estereotipos y prejuicios sociales hacia la mujer gitana, hacen que estén en
riesgo de exclusión y encuentren barreras en los diferentes ámbitos sociales
como son la escuela, la salud, la vivienda y sobre todo, el mercado laboral.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS:
Ayuste, A. y Payà, M. (2004). Mujer
gitana y educación: un camino hacia los Derechos Humanos. Encounters on Education,(5), 101-124.
Domínguez, C., Flecha, A. y Fernández,
M. (2004). Mujeres gitanas y mercado laboral: mecanismos para superar su triple
exclusión. Lan Harremanak, 11(2),
81-93.
Esparcia, M. J. (2009). Mujer gitana e integración.
Anales de Historia Contemporánea,
(25), 213-231.
FSG. (2014). Una Década de trabajo por la igualdad: 1073 casos registrados. Madrid:
Fundación Secretariado Gitano.
Macías, F. y Redondo, G. (2012). Pueblo
gitano, género y educación: investigar para excluir o investigar para
transformar. RISE - International Journal
of Sociology of Education, 1(1), 71-92.
Real Academia Española. (2016). Ortografía de la lengua española. Madrid,
España: Planeta. (Disponible en www.rae.es).
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