Actualmente,
estamos en un momento de cambio en el que se están rompiendo con las viejas
tradiciones y valores socioculturales, pero en el que no hemos aceptado con
totalidad estos últimos cambios. Es por esto, que en algunos de los memes
culturales más importantes y arraigados, como es la familia, se produce una
fuerte resistencia al cambio.
Diversos
autores, se han dedicado a averiguar las consecuencias negativas que tiene para
la sociedad la creación de familias homoparentales. Los argumentos en contra
que presentan, son principalmente tres:
1.
Según Benigno Blanco, presidente del
Foro de la familia, los hombres pueden ser buenos padres, pero ninguno de ellos
puede hacer el papel de madre, y con la adopción se busca dar al menor lo que
tenía y perdió: un padre y una madre. Según A. de Miguel y Mercedes Valcarce (cit.
en Eva Buil,
Estrella García-Rubio, Montse Lapastora y Marian Rabasot, 2004),
al tener una figura materna o femenina ausente, provoca en los niños un déficit
en la identidad sexual y el menor tiene derecho a esto para configurarse con
normalidad psíquica y social, en el contexto varón-mujer propio de la especie
humana.
Contrario
a esto, encontramos que el menor, en la mayoría de los casos puede disponer de
otras figuras de apego importantes en su desarrollo evolutivo (abuelo/a, tío/a,
amigo/a...), con las que establecer una identificación sexual. Además,
actualmente se tiende a una división menos tajante de los roles femenino y
masculino, porque hay un mayor grado de flexibilidad y de superposición, para
intentar encaminarnos a una sociedad más andrógina y más actual. Por lo tanto, podríamos
decir que el meme cultural de género está evolucionando. También, si eso que
afirman fuera verdad, lo mismo ocurriría con las familias monoparentales y
según un estudio de Santrok en 1977, no ocurre así (Eva Buil,
Estrella García-Rubio, Montse Lapastora y Marian Rabasot, 2004).
2. Según
un informe del Foro de la Familia, las parejas homosexuales son más inestables
y duran menos que las homosexuales. Por lo tanto, no pueden ofrecer a un niño
adoptado esa estabilidad familiar y emocional que necesita para su correcto
desarrollo. Esta creencia es apoyada también, por la senadora de Chile y
militante del partido Unión Democracia Independiente, Jacqueline van
Rysselberghe.
Sin
embargo, encontramos datos en el INE que indican que en el año 2013 contrajeron
matrimonio 3.071 parejas homosexuales y se divorciaron 542, lo que supone un
17,65% de divorcios en ese año de este tipo de parejas. Si lo comparamos con
los datos de las parejas heterosexuales, encontramos que hubo 153.375
matrimonios frente a 94.885 divorcios, lo que supone un 61,86%, un dato
superior al de parejas homosexuales.
3.
Todos los tratados internacionales
suscritos por España en materia de adopción, así como la Convención de los
Derechos del Niño de Naciones Unidas, afirman que la adopción debe inspirarse
en el principio de primacía y defensa del interés del menor. Por ello, A. de
Miguel y Mercedes Valcarce, (cit. en Eva Buil,
Estrella García-Rubio, Montse Lapastora y Marian Rabasot, 2004) se basan en
la importancia del derecho del menor a ser adoptado y no el de adoptar de los
padres. Consideran que la adopción por parte de parejas homosexuales no es una forma de dar un niño a unos padres,
sino una forma de dar a unos padres un niño para satisfacer su deseo de tener
un hijo.
En
contra de este pensamiento, encontramos que la Academia
Americana de Pediatría, la institución de referencia acerca de los
intereses del menor, apoya la adopción por parte de familias homoparentales.
Realizaron un estudio en el que argumentaban su posición diciendo que con estas
familias se reduce el fracaso escolar.
En los resultados, se veía que el promedio de las calificaciones es
superior al del resto de niños. Las cifras más altas se corresponden con los
niños criados por lesbianas, cuya media sobre cinco se sitúa en 2,9 frente
al 2,65 del resto. Además de esto, indican que la educación proporcionada por
padres del mismo sexo es más tolerante y abierta. Basándose en un estudio
publicado en el American Journal of Orthopsychiatry, la declaración
política de la AAP, sostiene que dos de cada tres niños criados con padres del
mismo sexo, tienden a tener más empatía por el prójimo que la media y
se sienten mucho más libres e independientes a la hora de perseguir sus
intereses.