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jueves, 7 de abril de 2016

POST 2

Actualmente, estamos en un momento de cambio en el que se están rompiendo con las viejas tradiciones y valores socioculturales, pero en el que no hemos aceptado con totalidad estos últimos cambios. Es por esto, que en algunos de los memes culturales más importantes y arraigados, como es la familia, se produce una fuerte resistencia al cambio.

Diversos autores, se han dedicado a averiguar las consecuencias negativas que tiene para la sociedad la creación de familias homoparentales. Los argumentos en contra que presentan, son principalmente tres: 

1.       Según Benigno Blanco, presidente del Foro de la familia, los hombres pueden ser buenos padres, pero ninguno de ellos puede hacer el papel de madre, y con la adopción se busca dar al menor lo que tenía y perdió: un padre y una madre. Según A. de Miguel y Mercedes Valcarce (cit. en Eva Buil, Estrella García-Rubio, Montse Lapastora y Marian Rabasot, 2004), al tener una figura materna o femenina ausente, provoca en los niños un déficit en la identidad sexual y el menor tiene derecho a esto para configurarse con normalidad psíquica y social, en el contexto varón-mujer propio de la especie humana.
Contrario a esto, encontramos que el menor, en la mayoría de los casos puede disponer de otras figuras de apego importantes en su desarrollo evolutivo (abuelo/a, tío/a, amigo/a...), con las que establecer una identificación sexual. Además, actualmente se tiende a una división menos tajante de los roles femenino y masculino, porque hay un mayor grado de flexibilidad y de superposición, para intentar encaminarnos a una sociedad más andrógina y más actual. Por lo tanto, podríamos decir que el meme cultural de género está evolucionando. También, si eso que afirman fuera verdad, lo mismo ocurriría con las familias monoparentales y según un estudio de Santrok en 1977, no ocurre así (Eva Buil, Estrella García-Rubio, Montse Lapastora y Marian Rabasot, 2004). 



2.       Según un informe del Foro de la Familia, las parejas homosexuales son más inestables y duran menos que las homosexuales. Por lo tanto, no pueden ofrecer a un niño adoptado esa estabilidad familiar y emocional que necesita para su correcto desarrollo. Esta creencia es apoyada también, por la senadora de Chile y militante del partido Unión Democracia Independiente, Jacqueline van Rysselberghe.

Sin embargo, encontramos datos en el INE que indican que en el año 2013 contrajeron matrimonio 3.071 parejas homosexuales y se divorciaron 542, lo que supone un 17,65% de divorcios en ese año de este tipo de parejas. Si lo comparamos con los datos de las parejas heterosexuales, encontramos que hubo 153.375 matrimonios frente a 94.885 divorcios, lo que supone un 61,86%, un dato superior al de parejas homosexuales.


3.           Todos los tratados internacionales suscritos por España en materia de adopción, así como la Convención de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, afirman que la adopción debe inspirarse en el principio de primacía y defensa del interés del menor. Por ello, A. de Miguel y Mercedes Valcarce, (cit. en Eva Buil, Estrella García-Rubio, Montse Lapastora y Marian Rabasot, 2004) se basan en la importancia del derecho del menor a ser adoptado y no el de adoptar de los padres. Consideran que la adopción por parte de parejas homosexuales  no es una forma de dar un niño a unos padres, sino una forma de dar a unos padres un niño para satisfacer su deseo de tener un hijo.


En contra de este pensamiento, encontramos que la Academia Americana de Pediatría, la institución de referencia acerca de los intereses del menor, apoya la adopción por parte de familias homoparentales. Realizaron un estudio en el que argumentaban su posición diciendo que con estas familias se reduce el fracaso escolar.  En los resultados, se veía que el promedio de las calificaciones es superior al del resto de niños. Las cifras más altas se corresponden con los niños criados por lesbianas, cuya media sobre cinco se sitúa en 2,9 frente al 2,65 del resto. Además de esto, indican que la educación proporcionada por padres del mismo sexo es más tolerante y abierta. Basándose en un estudio publicado en el American Journal of Orthopsychiatry, la declaración política de la AAP, sostiene que dos de cada tres niños criados con padres del mismo sexo, tienden a tener más empatía por el prójimo que la media y se sienten mucho más libres e independientes a la hora de perseguir sus intereses.